EFECTO MARIPOSA
Cuenta Ian Stewart en su libro ¿Juega Dios a los dados?, que en el invierno de 1961 el meteorólogo Edward Lorenz, con el objeto de predecir el tiempo, estaba iterando un complejo sistema dinámico con su ordenador para ver cómo se comportaba en un período de tiempo más grande. En vez de esperar durante varias horas, paró su ordenador y anotó los valores de la órbita en un instante intermedio de lo que ya había realizado, con la intención de volver a ponerlo a funcionar cuando fuera a tomar una taza de té.
Un tiempo después puso de nuevo a funcionar su ordenador, para seguir calculando la órbita, con los datos iniciales que había tomado en aquel instante intermedio. Lo que él esperaba que ocurriese es lo siguiente: la máquina repetiría la segunda mitad de la ejecución original, y luego seguiría a partir de allí. La repetición servía como una comprobación útil, pero ahorrándose la primera mitad.
Cuando Lorenz regresó de tomar su taza de té, encontró que la nueva ejecución no había repetido la segunda mitad de la original. Empezaba de la misma manera pero lentamente las dos ejecuciones divergían, hasta que al final no guardaban ningún parecido la una a la otra.
James Gleik, un escritor científico que se entrevistó con Lorenz, cuenta en su libro Caos lo que sucedió a continuación:
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