El
mecanismo que hace funcionar una caja de música es sencillo. Un cilindro con
pequeños remaches gira a velocidad constante. Casi rozándolo, en posición
fija, se encuentra un peine de lengüetas metálicas. Cuando un remache del
cilindro alcanza el peine, levanta la lengüeta que se encuentre a su
misma altura y la deja caer, haciéndola sonar.
A cada vuelta completa del cilindro, todo se repite una y otra vez
exactamente igual.
Las funciones periódicas se comportan de modo muy similar. Pero
añaden una limitación: no puede haber dos remaches que suenen a la vez (es
decir, se trata de melodías puras, sin acordes).
|