Saber si un número es primo o compuesto no siempre es sencillo. Hace más de 2.200 años, uno de los más importantes matemáticos griegos, Euclides, demostró que había infinitos números primos, pero hasta la fecha nadie fue capaz de encontrar una regla que permita obtener un número primo o saber, de un modo sencillo, cuáles son los divisores de un número.

 

De hecho, esa dificultad es una de las razones por la que los números primos se usan como base para crear códigos secretos con los que salvaguardar información importante, como las claves bancarias o cosas así. Cuando los números no son muy grandes, el problema es bastante más sencillo.